jueves, 30 de julio de 2009

Ciudadanos ideales

A reserva de que creamos que nosotros mismos somos el prototipo de persona a seguir, el delinear un perfil de ciudadano ideal no es fácil. ¿Qué tanto bien hacemos a la sociedad con nuestro comportamiento? ¿Qué tanto alentamos o frenamos el que nuestra sociedad alcance los objetivos de equidad, justicia y libertad que todos anhelamos?

De entada se debe decir que un ciudadano ideal es prácticamente imposible, es eso, un ideal, algo que se debe seguir y que es difícilmente alcanzable, pero por lo menos se aspira a algo. Insisto que siempre habrá la pretensión de algunos por pensar que ellos encarnan ese prototipo, pero son presuntuosos y ególatras, y ahí se termina todo ideal a seguir. Claro ejemplo son varios ministros de los diferentes credos religiosos. En los partidos políticos también tienen a sus “prototipos”: los fundadores, los expresidentes, algunos vivos, pero ¿quién les cree? ¿Quién los sigue?

Creo que sin necesidad de que alguien venga a decirnos qué hacer debemos de pensar un poco sobre lo que hacemos bien, mal o para no entrar en maniqueísmos, simplemente deberíamos conocernos un poco más para poder entender qué es lo que está fallando en la sociedad. A final de cuentas los problemas sociales no surgen por generación espontánea, sino que tienen sus causas, sus culpables. Por lo regular no asociamos los problemas colectivos con nuestra acción individual. Narcotráfico, corrupción, mal sistema de educación, partidos políticos que se representan a sí mismos, televisoras con pésimos contenidos y con ambición de poder, una economía que va a la deriva, servicios públicos deficientes, son problemas que no nos competen en lo individual: alguien más tuvo la culpa, alguien más lo arreglará.

Se ha celebrado hace unas semanas un proceso electoral que dejó entre otras cosas un nuevo dato: aunque se elevó respecto al 2003 la participación, muchos de esos votantes anularon su voto por diversos mecanismos. Y no desaparece el hecho de que las votaciones intermedias no rebasan el 50% de participación. ¿Esto que nos quiere decir? Nos habla de nosotros mismos, pero sólo de una dimensión de nuestras vidas: Nos habla de nuestras preferencias partidistas, del interés y rechazo por los partidos políticos y en general del aprecio-desprecio por la política como mecanismo para solucionar problemas sociales. Habría que señalar también, que a pesar de lo basto que pueden ser los temas electorales, estos no abarcan la complejidad de la vida social. Es común ver hoy como la mayoría de los medios de comunicación sólo ponen énfasis en las cuestiones políticas cuando el poder está en juego o cuando surge un morboso asunto de corrupción o de banalidad de los políticos. La otra cara de la moneda, el ejercicio del poder tal cual no interesa mucho, eso se deja a los boletines que llegan casi siempre con buenas nuevas a las mesas de redacción.

La única característica que puedo ver ahora de un ciudadano ideal es la de no pecar de incivil. Aristóteles ya habló de esto, el hombre es un animal político, un animal que tiene como único medio para sobrevivir el vivir en sociedad, organizado, y para organizarse necesita dialogar con los otros, llegar a acuerdos, negociar, pactar reglas y respetar esas reglas. Lo que vemos ahora no son ciudadanos respetando reglas, sino animales intentado, tontamente, sobrevivir.

¿Cuántos ciudadanos sí respetan las reglas? ¿Cuántos otros intentan tomar ventaja? Un buen ejemplo de la hipocresía “ciudadana” son las dos grandes televisoras, que son dirigidas por personas; tienen un sentido de las reglas muy práctico, las cumplen cuando no afecta sus intereses. El Instituto Federal Electoral, tiene serios problemas para hacer que estas instituciones respeten las reglas. Es verdaderamente desesperante ver esos mensajes de Televisa y TV Azteca donde invitan a las personas a ser buenos ciudadanos.

En síntesis, creo que un ideal de ciudadano no se limita a votar en las elecciones, sino que se interesa por la sociedad en su conjunto porque él es parte de la sociedad, incluso, el concepto de individuo puede ser que esté demasiado, o mal, valorado. ¿Qué tanto nos conocemos como hidrocálidos? Primero habría que conocer al ciudadano real.

Publicado en diario Aguas, 30 de julio de 2009.

jueves, 9 de julio de 2009

Revisando el 5 de julio


La jornada electoral del 5 de julio ha pasado y ha dejado toda una serie resultados que nos dicen, si sabemos leer bien, las nuevas pautas del comportamiento electoral de los mexicanos.
Casi todo ha sido marcado por lo sui generis, por no decir, caprichoso de ciertos actores de alejarse de la ley electoral y tratar de tomar ventaja de las lagunas que la misma ley deja. La lucha por el poder en México está regulada, pero particularmente la ley electoral vigente aún es perfectible y quienes están sujetos a ella asumen posturas distintas.
Con todo y los problemas de costumbre y los nuevos eventos (la regulación en medios por ejemplo), las elecciones del pasado domingo fueron pacíficas, las elecciones están cumpliendo con el sistema democrática: garantizar por vías pacíficas el reparto del poder.
Y es así que no se puede asumir que haya ganadores y perdedores absolutos. En democracia los triunfos y derrotas son relativas. Esto se explica por el hecho de que el poder está limitado por el tiempo. Regla pro tempore de la democracia la llama Juan J. Linz. El poder se gana por un periodo y al termino de este nuevamente se regresa a los ciudadanos para que cancelen o renueven un periodo más. Es así que el Partido Acción Nacional a pesar de cosechar derrota tras derrota nunca se le anuló la capacidad de competir y la posibilidad teórica por mucho tiempo pero real en las últimas décadas de hacerse del poder. Lo mismo con el Partido Revolucionario Institucional que en el 2000 perdió la presidencia de la república. Y el misma tónica están los otros partidos políticos.
De igual manera el país es todo un mosaico de expresiones políticas, por regiones o en ciertos estados y municipios ven en la alternancia política cerradas y abiertas las puertas del poder político. Es natural, dentro de todo, estamos en una normalidad democrática, que sin duda debe ser perfeccionada.
Aguascalientes es un buen ejemplo de ellos, de los tres distritos electorales, dos los ha ganado el PAN y uno el PRI. Y en los tres distritos la competencia fue cerrada por estas dos fuerzas, ninguna aplastó a la otra, aún más los otros partidos obtuvieron resultados significativos.
El día de ayer, miércoles 8 de julio empezaron los cómputos distritales, y en consecuencia los resultados electorales variaran, pero dentro de la normalidad, es decir, no se espera que haya cambio entre los primeros lugares. Con esta salvedad tomo los resultados que tengo a la mano, y que corresponden al Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). Con éstos, se puede ver que la diferencia entre el PAN y el PRI es menos de un punto porcentual (0.83%). Es lo que suele llamarse un empate técnico.
Los resultados también nos dicen que el Partido de la Revolución Democrática, el tercer partido más antiguo en el estado se va a la quinta posición. Hay que recordar que en la elección estatal intermedia del 2007 el Partido Convergencia que postuló al ahora diputado federal electo, Armando López Campa, desplazó al PRD a la cuarta fuerza, ahora lo hace el Partido Verde Ecologista (PVEM) y el Partido Nueva Alianza (PANAL). Como lo han señalado otros analistas, la pregunta es ¿Por qué no se logra consolidar la izquierda como una opción viable en Aguascalientes?
Por otra parte, los votos nulos junto con los votos por candidatos no registrados representan un porcentaje significativo, aún si se compara con el resto de las entidades. Incluso se atribuye al movimiento “anulista” el que la participación electoral haya aumentado.
En síntesis, las elecciones del 5 de julio han dado para todo: el desplazamiento a nivel nacional del PAN a la segunda fuerza y el regreso del PRI a la mayoría en el Congreso y un PRD que está viviendo dificultades para retomar esa gran aceptación que tuvo en el 2006, o sus porcentajes de otras elecciones.
A nivel estatal estas elecciones representan el antecedente de lo que pasara en las próximas elecciones locales, y a nivel nacional pone en perspectiva también de lo que puede pasar en el 2012. En fin, la democracia no produce sólo ganadores o perdedores, sino también a competidores.

Publicado en diario Aguas, 9 de julio de 2009.

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