miércoles, 4 de febrero de 2009

Las elecciones son noticia

Las elecciones por fin son noticia pero no por la armonía de sus actores sino por un conflicto de intereses. Es indudable la capacidad de influencia que tienen los medios de comunicación en una sociedad. Se dice con frecuencia que la información es poder. Nadie puede poner en duda esta idea. El problema radica en que los medios masivos han utilizado su función informativa como medio para presionar a los poderes públicos y sus instituciones. El caso más reciente es la manipulación que están haciendo de los tiempos oficiales que marca la ley electoral para crear un ambiente adverso a los partidos políticos y al órgano electoral. Están actuando en contra de dos instituciones democráticas básicas.

Hay que recordar que las reformas electorales de 2007-2008 fueron producto del conflicto electoral de 2006. La premisa de desterrar la desconfianza de los procesos electorales no se cumplió a cabalidad. En aquella campaña los medios de comunicación jugaron un papel importante, pues se volvieron en los facilitadores de cualquier cantidad de ataques y descalificaciones entre los contendientes, todo ello mermo la confianza de la sociedad hacia los resultados electorales y ha debilitado las capacidades del poder ejecutivo, pues a la fecha se sigue lidiando con la legitimidad de su mandato.

Por otra parte, la compra masiva de espacios en radio y televisión beneficiaba al medio de comunicación. Ahora no, de acuerdo al nuevo código electoral las televisoras tienen prohibido hacer negocio con las campañas: los tiempos en radio y televisión son administrados por el Instituto Federal Electoral (IFE). Y como todo grupo que ve afectado sus intereses reacciona para tratar de recuperar sus privilegios.

El pasado fin de semana varios eventos televisivos de alta audiencia fueron interrumpidos con spots de los partidos políticos y del Instituto Federal Electoral. En ese momento, para quien disfrutaba la trama del espectáculo deportivo, película o caricatura fue irritante perder la continuidad de su experiencia televisiva. El enojo es lo más natural. La televisoras, particularmente TV Azteca, se dedico a atizar el fuego en sus diferentes noticieros. Con todo dolo afirmaban que los responsables de dichas interrupciones eran los partidos políticos y el IFE. Ocultaban el hecho de que la ley electoral no faculta en ningún momento al IFE, o a partidos políticos, a fijar determinadas horas de transmisión de los spots, sólo el tiempo general por día (48 minutos) y la distribución por hora (de dos a tres minutos). Es decir, que dentro de estos parámetros la medios son libres y responsables de transmitir los mensajes en el horario que a ellos mejor les convenga, sin la necesidad de cortar abruptamente sus propias transmisiones. Obviamente sabían lo que estaban haciendo.

Por lo anterior el IFE a hecho un requerimiento a las televisoras para que expliquen estas actitudes atípicas (Televisa, TV Azteca, Cablevisión, Sky). Se les dio un plazo máximo de 24 horas. Las televisoras ya manifestaron que no darán explicación alguna. Será responsabilidad del propio IFE, como árbitro electoral, analizar si procede o no sancionar. Tal vez esto último es lo que quieren las televisoras para terminar de tener argumentos de que se está atentando en contra de la libertad de expresión.

El problema de fondo es que las televisoras se han visto afectadas en sus intereses, tanto económico como políticos, y se resisten a perder lo que tanto les había redituado. Es probable que sigan con este juego de interrumpir deliberadamente sus propios programas para generar la presión social que quieren para que las reglas electorales que no les favorecen cambien, no para este proceso electoral, sino para la elección presidencial del 2012. En todo caso, somos testigos de una lucha por el poder, no el de las curules en el Congreso, donde está legalmente representado el poder de los mexicanos, sino de la capacidad de chantaje que tienen, desde siempre, los medios de comunicación. Algo parecido pasa con la la iglesia católica que en últimas fechas se ha manifestado en contra de las capacidades del Estado para resolver los problemas, ellos dicen que quieren entrar formalmente a la lucha por el poder, no bromean, presionan.

Más allá de estos incidentes mediáticos, lo que es real es que los spots y demás mensajes que buscan el apoyo de los electores no se centran en propuestas sensatas y viables. Ideas generales es lo que predominan, no hay un sólo aterrizaje del cómo lo van hacer. En este sentido las criticas de que 23 millones de mensajes son un exceso son acertadas. Sería preferible dedicarle menos tiempo a los mensajes y más a mesas de debate. Claro, que no interrumpan un importantísimo juego de fútbol o la hazaña nunca antes vista de que un héroe salve al mundo, por lo menos esto es lo último que vi después de los tres minutos de spots políticos.

Finalmente, el IFE tiene la obligación de poner orden en la mesa del juego, si los partidos, y demás actores no directamente involucrados, empiezan a desafiar a la autoridad, tendremos un verdadero problema electoral. El propio IFE debe encausar este primer tramo del proceso electoral: el conocimientos de las propuestas de los partidos y fomentar un sano debate. El cuestionamiento y ataque a las reglas del juego por parte de las televisoras en este momento no fortalece nuestra vida democrática.

Publicado en Aguas, 5 de febrero de 2009.

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