jueves, 21 de febrero de 2008

Los gritos en Cuba



Fidel Castro es un líder latinoamericano de altos contrastes: mantuvo a su país en una posición honrosa -diplomáticamente hablando-, frente a los embates de todo tipo de la nación más poderosa del mundo. Países que están prácticamente al otro lado del mundo, como Irak, han caído frente al poder norteamericano. Sin embargo, la isla cubana estando a 145 kilómetros de Florida no ha sido doblegada. De igual manera, el sistema de salud y educativo cubano son elogiados por ser de los mejores del mundo. La otra cara de la moneda es el problema con las libertades sociales, económicas y políticas.

El líder Fidel Castro anunció este martes: «Les comunico que no aspiraré ni aceptaré -repito- no aspiraré ni aceptaré el cargo de presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe». Con estas palabras publicadas en el diario oficial Granma, Fidel Castro finaliza una etapa de 49 años como gobernante de Cuba, pero no deja el poder, ni encamina al país hacia una verdadera democracia.

No hay ningún sobresalto social y político que preocupe al régimen cubano. La renuncia de Castro está cuidadosamente planeada. Hay que recordar que el momento de verdadera sorpresa fue hace 19 meses cuando por afectaciones de salud tuvo que dejar a su hermano Raúl Castro Ruz, provisionalmente, al frente del gobierno. Desde aquel momento se empezó a trabajar en lo que iba a pasar con Cuba después de Castro. El «compañero Castro», como quiere que ahora se le llame, no ha sido derrocado y ni ha muerto en el poder como otros dictadores; seguir vivo y no estar frente al poder implica varios retos para el sistema cubano.

Es evidente, por tanto, que Cuba no se encaminará por lo pronto hacia una transición democrática; la decisión que tomará la Asamblea Nacional del Poder Popular será designar como presidente del Consejo de Estado a Raúl Castro, o tal vez algún otro funcionario joven que continúe con las mismas políticas de gobierno.

El sistema político cubano funciona en el sentido que se han generado una serie de cuadros que pueden mantener el estado de las cosas sin la necesidad de que Fidel Castro dicte las instrucciones. Es cierto, las instituciones cubanas no dependen ya de un solo hombre, dependen de la pequeña élite que, como todas en el mundo, se han enquistado en los órganos de gobierno y difícilmente dejarán el poder.

¿Qué posibilidades de cambio real existen? Es probable que Cuba se encamine a una gradual liberación económica antes que política. Lo ideal es que caminaran a la par, pero es pedirle demasiado a la clase política cubana. En este escenario se prevé que los únicos que tienen el derecho y están obligados a impulsar el cambio son los cubanos. George Bush y demás entusiastas en Miami y en el resto de mundo deben respetar la soberanía de aquel país. Cualquier salida violenta debe ser censurada de inmediato.

Indicios de un incipiente reclamo de libertades es lo que se logró ver mediante un video clandestino entregado a la BBC de Londres; las imágenes muestran a representantes de estudiantes de la Universidad de Ciencias Informáticas de Cuba, que cuestionaban duramente la política del gobierno en una reunión con el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón: "¿Por qué el pueblo de Cuba no cuenta con la posibilidad viable de ir a hoteles o viajar a distintos lugares del mundo?" La pregunta la hizo el estudiante Eliécer Ávila. La respuesta a esta pregunta tan básica, que atañe a elementos sustanciales de la libertad de cualquier ser humano, fue torpemente respondida por el jefe de la Asamblea: «En el mundo real no todos pueden viajar porque se necesitan recursos». Creo que ha nadie puede dejar satisfecha esta repuesta. El estudiante indagaba acerca de la libertad; el político cubano se fue por la tangente.

Para tratar de entender la situación de muchos cubanos, cito una declaración que dio el escritor Reinaldo Arenas cuando recién llegó a Florida: «La diferencia entre el sistema comunista y el capitalista es que, aunque los dos nos dan una patada en el culo, en el comunista te la dan y tienes que aplaudir, y en el capitalista te le dan y uno puede gritar; yo vine aquí a gritar». ¿Cuántos cubanos se aguantan las ganas de gritar la renuncia de Castro?
Publicado en el diario Aguas (21/2/2008)
Imagen: Carlos Luján, Nophoto.

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