jueves, 21 de agosto de 2008

Sofisticación política

El investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Víctor Durand Ponte, es uno de los especialistas mexicanos en el tema de la cultura política. Hace unas semanas presentó una ponencia a la cual tuve la oportunidad de asistir y en la cual lanzó una pregunta interesante: ¿por qué no se consolida la democracia en México?
El cuestionamiento es a primera vista muy básico, sencillo, pero a final de cuentas es lo que muchos ciudadanos nos preguntamos y no es nada fácil de contestar. Durand Ponte se apoya en el análisis de diferentes encuestas nacionales e internacionales para lograr sintetizar en hipótesis la respuesta o respuestas a la pregunta arriba enunciada.
Una primera hipótesis que quiero resaltar es aquella que se refiere a que se perdió el consenso democrático y que los actores en pugna consideran al “otro” como autoritarios o fuera de las reglas del juego democrático. Esta afirmación se contextualiza bajo la premisa de que en México el tipo de democracia que tenemos es electoral y que el país no ha consolidado otras dimensiones, es decir, no hay una democracia completa. Así se entiende que aún bajo la competencia electoral y en la lucha por el poder cotidiana no se construyen espacios o condiciones para que los actores que buscan el poder logren consensar y llegar a acuerdos políticos que trasciendan. Ejemplo de ello es la permanente descalificación del partido que perdió la última elección presidencial en el 2006 y la postura poco conciliadora del partido y grupo en el poder.
Por lo anterior Durand Ponte afirma que la ausencia de un estado de derecho pleno y la baja eficacia ciudadana es lo que hace que la democracia, aún en su dimensión electoral no se pueda consolidar. Incluso el autor afirma que el problema no es la validez de los resultados electorales del 2006, sino que se han formado corrientes de opinión, que como se ha dicho, se descalifican unas a otras, formando una ambiente de incertidumbre política.
El mismo Durand Ponte afirma que en las democracias plenas la parte electoral está dentro de un estado de derecho de alta calidad, de rendición de cuentas y de racionalidad administrativa; los ciudadanos gozan de todos los derechos civiles, políticos, sociales y culturales.
Otra parte del diagnóstico al que llega el investigador de la UNAM, es que ha pesar de que los mexicanos son un pueblo solidario, esta consideración hacia el otro no cristaliza en la formación de sociedades civiles. Es decir, tenemos las bases para formar una ciudadanía plena, pero existe algo (en esto no abunda mucho el autor) que detiene, o bien, hace que este proceso sea lento.
Lo anterior lo lleva a la siguiente conclusión, bajo el estudio hecho a los datos de la Encuesta Nacional de Cultura Política (ENCUP) en su tercera edición, no se detecta una correlación fuerte entre participación electoral y los valores democráticos. Es decir, existe acciones que pueden ser benéficas para la consolidación democrática, como el ir a votar, pero ello no significa necesariamente que se tenga en alto aprecio al régimen democrático: hay una falta de integración en el sistema democrático.
Finalmente, resalto un original índice llamado por Durand Ponte sofisticación política, este índice permite identificar el avance de la cultura política democrática en los ciudadanos. El índice se construyó tomando en cuenta el nivel de interés por la política de los entrevistados, el conocimiento de eventos políticos, su acceso a la información y la relevancia otorgada a las instituciones políticas.
Aplicando el índice a la población entrevistada se logra hacer una estratificación que Durand Ponte expuso de la siguiente manera: alta sofisticación, que supone valores altos en los indicadores señalados, conformado por el 15.9% de los entrevistados; otro público el de baja sofisticación, que tiene valores bajos en los indicadores, que agrupa 48.7% y, otro público intermedio, de media sofisticación, que agrupa a los que combinan en distintas formas valores altos en algunos indicadores con bajos en otros, que suman 35.9% de los ciudadanos.
El producto de la investigación y reflexiones hechas por Durand Ponte permiten identificar que efectivamente aún existe un gran grupo de ciudadanos, la mayoría, que no tienen una formación que pudiera llevar a una consolidación democrática hablando estrictamente en el campo social. No obstante, hay algo de esperanza en tanto que hay consenso que la mayoría de los ciudadanos están encaminados en la valoración democrática, la cuestión desde mi punto de vista es que las instituciones políticas tienen que hacer también su parte.
Publicado en diario Aguas, 21 de agosto de 2008

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