jueves, 27 de diciembre de 2007

El adiós al 2007


A la memoria de Anastasio López Frías (1916-2007)

El 2007 fue el año en el que desembocó en buena medida el conflicto electoral del 2 de julio de 2006. Los actores de todas las fuerzas políticas se fueron comportando de acuerdo a lo que pasó en ese año. No obstante ello, en el 2007 se logró superar el estancamiento de la discusión del fraude con el tema de la reforma electoral. Desde mi punto de vista se logró traducir en un producto tangible la discusión y el debate poselectoral. Desde 1977 a la fecha, ya suman tres décadas de reformas electorales en el país, y si bien no se ha alcanzado la construcción de una democracia que deje satisfechos a todos, tenemos ahora una ley que puede garantizar mayor equidad y aceptación de los resultados.


En esta tesitura, el 2008 se distinguirá por la discusión en materia electoral en nuestro estado, pues se tendrán que hacer los ajustes necesarios para que se empate lo que dice la Constitución en la legislación local. Aunque para algunos puede ser sólo un ejercicio de adaptación, lo que se tiene es una oportunidad de mejorar aún más nuestro código electoral. La tarea, por tanto, del Legislativo será convocar a todos los actores políticos y sociedad en su conjunto para que opine y respalden los cambios que se darán a las reglas de la competencia política.


Pero también el 2007 es significativo por el rompimiento de la inercia de triunfos panistas en el estado. La derrota del Partido Acción Nacional (PAN) no se reduce a una sola causa, sino a un conjunto de fenómenos: el rompimiento político del gobernador Luis Armando Reynoso Femat con buena parte de la dirigencia panista precisamente en el año de la elección; la presencia activa del narco en el estado y la incapacidad de todas las autoridades para detenerlo, causando un profundo malestar en la sociedad; el agotamiento del PAN para cumplir las expectativas de cambio de los hidrocálidos; un candidato panista que no supo interpretar el momento político y utilizó un discurso agotado; lo anterior lleva a tomar en cuenta la hipótesis de que muchos ciudadanos que votaban por el PAN dejaron de hacerlo (el abstencionismo fue el más alto que se haya registrado: 58.56%); se agrega también que hubo una tercera fuerza competitiva encabezada por el candidato de Convergencia, Armando López Campa, que de alguna manera restó apoyo al candidato de la Alianza.


Además con el antecedente de la elección del 2004, donde el priísmo local ya había dado signos de recuperación (el Ing. Carlos Lozano de la Torre se quedó a menos de dos puntos porcentuales de ganar el municipio capitalino). Finalmente la figura del Ing. Gabriel Arellano Espinosa resultó interesante porque tiene el perfil que al parecer agrada al votante hidrocálido: empresario y católico. Y si bien no había mucha diferencia en cuanto a propuestas con los otros contrincantes, el candidato priísta ofreció lo que todo mundo desea para Aguascalientes: seguridad, que se regrese a la típica tranquilidad hidrocálida. El reto que se ha autoimpuesto puede ser el pase del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la recuperación del gobierno del estado o un nuevo no de la ciudadanía en el 2010.


Por otro lado, la agenda del nuevo ayuntamiento no debe reducirse al problema de la seguridad; el reto es aún mayor: demostrar que el PRI aprendió de sus errores y que puede gobernar de manera diferente a como lo ha hecho el PAN desde 1995. Un solo punto a destacar y que debe ser el pilar de todo gobierno, es la forma en cómo conciba a la sociedad: como clientela electoral o como verdaderos ciudadanos. Eso fue lo que le dificultó al PAN crecer en la sociedad, nunca dejó de ver en la política social una forma de allegarse apoyo, una política paternalista en pocas palabras. El equipo de Gabriel Arellano debe definir qué tipo de ciudadanía quiere fomentar: la pasiva (cliente) o la activa (ciudadano). Hay una visión reduccionista del gobierno como proveedor de servicios, tiene que ser algo más: una guía, modeladora de la sociedad, y eso es algo que de manera sorprendente los gobiernos no toman en cuenta. El punto de partido para hacer esto es la conformación del Plan Municipal de Desarrollo, un documento que siempre se ha manejado como simple requisito de ley y no se le ha sabido dar la operatividad que amerita. En el Plan Municipal debe estar el Aguascalientes que se quiere tener en el 2010, pero como parte de una estrategia de mayor alcance, no como fin único.


El 2008 será entonces el inicio de una nueva etapa política en el estado, habrá cohabitación política: un gobierno estatal panista y uno municipal priísta. Además, el 2008 será el año de preparación para la elección federal del 2009, y a su vez ésta será el preámbulo para la elección para gobernador del 2010. Una de las reformas electorales que se antoja que sean analizadas es la del calendario electoral; tenemos elecciones dos años seguidos con uno de reposo, el mantener la lucha política tan constante frena el acuerdo y los avances sustanciales en los gobiernos.

Publicado en periódico Aguas (27/12/2007)

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