viernes, 7 de diciembre de 2007

¿A mitad del camino?


Afortunadamente a lo que se refiere el título o slogan del Tercer Informe de Gobierno del ingeniero Luis Armando Reynoso tiene que ver con sus seis años de gestión y no con el futuro de Aguascalientes. Pensar lo contrario sería aceptar que Aguascalientes nació con su mandato y fenecerá con el mismo. La frase, por tanto, se antoja más bien melancólica y no descriptiva de la situación que guarda la administración pública del estado.

El referente de los informes de gobierno en Aguascalientes, es decir el modelo a seguir por los gobernadores y hasta presidentes municipales es el que se observó por muchos años en la Presidencia de la República: público atento, ovaciones, felicitaciones, besamanos, festejo y cosas por el estilo. En Aguascalientes no se ha evolucionado hacia nada nuevo, el viejo esquema priísta de veneración sigue con los gobiernos del PAN.

Efectivamente, los informes de gobierno en México están más bien en la sintonía de ser un ritual del poder, que actos republicanos para comunicar a la sociedad lo que se está haciendo con los recursos públicos. El gobernante y su grupo posan en una escenografía para la foto y el video, para que le quede claro a la gente toda la ostentación y derroche de recursos que se pueden hacer con el erario público. En todo caso, y dejando de lado las cuestiones frívolas, el informe de gobierno en Aguascalientes ya está totalmente rebasado; el ritual no logra convocar a la sociedad, no aumenta el reconocimiento sino que, por el contrario, hace que se repudie. Por lo menos eso pasa con el esquema que decidió utilizar el gobernador Luis Armando Reynoso.

Es evidente que el mandatario más que tener un equipo de asesores, tiene uno de mercadólogos. La diferencia es sencilla: un buen asesor político hace reflexionar al gobernante y le permite escoger entre un abanico razonado de opciones; así, por ejemplo, se pudo sugerir un esquema de discusión entre poderes para que el Ejecutivo defendiera su informe ante el Congreso local, pero eso no pasó. Un especialista en mercadotecnia efectivamente le vende la idea al gobernante de que lo que importa es la imagen, la escenografía, el lenguaje simple y repetitivo (escaso de ideas), y un formato de informe lleno de fotos muy bien digitalizadas y sin mucho texto, para que el mensaje llegue a las masas.

Otra cosa que también hay que advertir es la escasa o nula opinión analítica de varios medios de comunicación, que caen fácilmente en la complacencia: seguirle el juego al poder.

Por otra parte, es de llamar la atención el descuido con el que está armado el informe en su versión impresa; se colocan por ejemplo los subtemas de gobernabilidad y participación democrática en el apartado de seguridad social. Aunque no sé si sean errores o un grave problema de capacidad intelectual.

Entrando un poco a fondo en el reto de la gobernabilidad, llama la atención lo mal armado que está el discurso. Hay una confusión básica de conceptos y de tareas a desempeñar por parte de la Secretaría General de Gobierno (SGG). Gobernabilidad no es sinónimo de dicha secretaría. La gobernabilidad tiene que ver con la capacidad de todo un sistema político para que las instituciones políticas funcionen sirviendo a la sociedad, existe un rico bagaje teórico relacionado con el tema, pero ni una pisca de ello se ve reflejado en el informe. La gobernabilidad es consustancial al sistema político, y vaya que hace falta un diagnóstico serio de ello, ahora más que nunca por el problema de la inseguridad que está haciendo crisis en la sociedad, pero eso no se puede obtener en el informe. Este se limita a dar cifras descontextualizadas de la SGG, donde lo que más se destaca es la no interferencia del gobierno en los procesos electorales y que no hubo conflictos poselectorales; pero eso no es un logro del Poder Ejecutivo, es de los ciudadanos, del Instituto Estatal Electoral, y de los partidos políticos. Si asume el Poder Ejecutivo que es uno de sus logros está saludando con sombrero ajeno.

Este último tema está hilado con el otro que deseo resaltar, el reto de la participación democrática. Lo que deja el supuesto informe es que hay una visión estrecha de lo que es la participación democrática en los gobiernos estatales. La participación democrática no se reduce a que funcione un programa de atención ciudadana, es algo más complejo que eso, como hacer que la sociedad realmente dé la pauta para la toma de decisiones (poner en práctica la consulta, el referéndum y el plebiscito, o crear espacios institucionalizados de deliberación pública, por poner unos ejemplos). En un terreno clave para cualquier administración pública, el desarrollo democrático, el gobierno de Aguascalientes sencillamente no tiene estrategia, interés ni mucho menos recursos.

Sorprende también la falta de medición de la opinión pública por parte del gobierno del estado. En otros tiempos se tenía el dato de la empresa Consulta Mitofsky para saber la evaluación de los ciudadanos hacia sus gobernantes. Ahora parece que nadie está interesado en evaluar a los gobernantes. Las evaluaciones del señor gobernador son simples autoelogios que nadie compra, ¿o usted calificaría con un diez estos tres años de gobierno?

Publicado en Aguas (6/12/2007)

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