jueves, 6 de noviembre de 2008

Nuevo presidente

Todo sistema electoral debe ser entendido en el contexto político, social y hasta económico en el cual se encuentra. Es decir, a final de cuentas es un reflejo del tipo de sociedad y de la idea que tienen de democracia, claro está que quienes sintetizan estas ideas son las elites.

Por ello resulta más que interesante el hecho de que un candidato con rasgos físicos como Barack Obama haya superado los prejuicios de clase de la mayoría de los electores norteamericanos.

Hillary Clinton, ex primera dama y senadora por Nueva York, fue el primera gran obstáculo que logró superar. Obama puso fin a una candidatura que se trabajo con tiempo y que parecía también encaminar a la primera mujer a la Casa Blanca.

El contrincante de Obama, el republicano John MacCain puso la trama de la campaña en una situación que en momentos recordaba ciertos episodios de nuestra última campaña presidencial: sembrar miedos y odios, ataques sin fundamento. MacCain señaló abiertamente a Obama de ser socialista por su pretensión de distribuir la riqueza (“ese es el dogma de los socialistas” dijo MacCain). Insisto que los contextos sociales definen el sistema y proceso electoral, la mentalidad del elector estadounidense no es la del mexicano. Obama supo defenderese de los ataques infundados y argumentados.

La gran ayuda, suerte, que tuvo el candidato demócrata fue la mala administración del presidente George W. Busch, pues puso al país en un desgaste militar y financiero que hizo mella en la moral y los bolsillos de las mayorías: la clase media. No pocos afirman que el mayor promotor de Obama fueran las torpezas de Busch.

Más allá de este elemento coyuntural Obama tubo un gran acierto al poner en juego  elementos de modernidad tecnológica en su campaña: uso el Internet y el correo electrónico como ningún otro candidato. Gracias a ello pudo acercarse a poblaciones tradicionalmente alejadas de los procesos electorales como son los jóvenes. Además que la recaudación de fondos privados fue la más exitosa gracias a este sistema.

En esta tónica el uso de vídeos para atacar candidatos o resaltar cualidades fue también muy usado y rentable en cuanto impacto, pues irremediablemente el video en Youtube terminaba reproduciendo en los noticieros.

Habrá que dejar pasar un tiempo para poder entender mejor lo que pasó con el fenómeno Obama, ver que tanto pesó el Internet, el voto de los jóvenes, la guerra en Irak, la crisis financiera, la frivolidad de la gobernadora de Alaska Sarah Pallin o el simple morbo de la gente por ver un presidente negro (afroamericano, de color, no blanco o lo que sea políticamente correcto) en la Casa Blanca.

El hecho es que de acuerdo a los resultados de los sufragios emitidos desde finales de septiembre con el voto adelantado en varios estados y el día 4 de octubre, el resultado es contundente para el Partido Demócrata: 63 millones de votos para Obama, contra 56 millones para MacCain, esto se tradujo, en el complicado sistema electoral norteamericano, en 349 grandes electores para el primero y 162 para el segundo. Hay que recordar que el voto en Estados Unidos no es directo para el candidato, sino que se votan a representantes de estos (grandes electores) en cada estado (cada estado tiene un número variable de grandes electores) y quién tiene la mayoría de votos ciudadanos en un estado se lleva el total de votos de grandes electores. Es decir, cobra factura el sistema de mayoría que utilizan los vecinos del norte al ser un poco o un mucho desproporcional.

En cuanto al poder legislativo las dos cámaras tendrán mayorías demócratas. Esto representa cierta comodidad para gobernar para el ya presidente electo Barack Obama. La gran pregunta ahora es cómo va a sacar a su país de la crisis financiera, de Irak y en general el gran reto de replantear el papel de los Estados Unidos con la comunidad internacional.

Para cerrar el tema electoral se observa que con todo y lo vetusto que se antoja el sistema electoral norteamericano se puede decir que funciona cuando las diferencias son marcadas, pero qué habría pasado si el escenario del 2000 se hubiera repetido con estos actores.


Finalmente, los medios de comunicación mexicanos, internacionalistas, politólogos y demás curiosos estaban atentos a lo que pasa en la elección, pero un accidente aéreo por lo demás raro, movió la atención de manera súbita: el juego político en México cambió por una tragedia. La muerte de Juan Camilo Mouriño secretario de gobernación y el ex subprocurador de la PGR, José Luis Santiago Vasconcelos ponen nuevamente a prueba al grupo gobernante.No hay pruebas de que se trate de un atentado, pero por las condiciones y los personajes involucrados es difícil de creer que haya sido un mero accidente.


Publicado en el periódico Aguas, 6 de noviembre de 2008.

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